Desde hace ya un tiempo el uso de toallitas húmedas -de higiene íntima, desmaquillantes, limpiadoras para cristales, muebles, etc.- se ha generalizado entre la población. Después de usarlas se tiran al váter, generando un grave problema: al no ser biodegradables no pasan por los filtros y bombas de los sistemas de saneamiento, provocando el consiguiente daño ambiental y un considerable gasto económico.
Por ese motivo, rogamos a los vecinos que adquieran conciencia de los incovenientes que esta práctica supone.